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Estilo de vida paleo

Pilares de un estilo de vida paleo.

Un estilo de vida paleo significa mucho más que seguir una dieta o actividad física determinada. El objetivo de este estilo de vida es reducir la disarmonía entre nosotros y nuestro ambiente moderno.

Transcripción del vídeo

Los desajustes entre un ser vivo y su ambiente producen lo que llamamos enfermedades del desajuste evolutivo, llamadas comúnmente, enfermedades de la civilización moderna o del estilo de vida.

Trabajar esta disarmonía entre nosotros y nuestro ambiente, se convierte en el camino que recorren aquellas personas que tratan de llevar un estilo de vida más amigable, con nuestra especie.

Un camino obligado para aquellas que como yo, padecen alguna enfermedad de la civilización moderna, y buscan salir de ella.

Soy Dani y estás viendo un vídeo de Paleolítico Feliz, un blog en el que se trata de enfocar nuestra salud desde la perspectiva de un paciente empoderado.

En este vídeo repasaremos los principales aspectos de nuestra vida, que han cambiado y que están afectando a nuestra fisiología y por tanto a nuestra salud, en el mundo moderno.

Puedes verlo como los pilares de trabajo para llevar un estilo de vida paleo.

Y trabajar cada uno de estos pilares es fundamental para que nuestro organismo recupere la armonía con el ambiente.

Empecemos!

La alimentación

El primero y el que se suele a asociar más cuando oímos la palabra paleo, es la dieta.

Nadie puede poner en duda de la importancia que tiene aquello que comemos, en nuestro organismo.

Estamos construidos con aquello que ingerimos. Es innegable que somos lo que comemos.

Y aquello que comemos, no sólo aporta moléculas que formarán parte estructural de nuestro cuerpo, sino también aquellas que circularán, haciendo que funcionemos de una o de otra manera.

Y curiosamente, nuestra alimentación ha cambiado.

La base de la alimentación occidental moderna no tiene nada que ver con la base de la dieta de un cazador recolector.

Metemos en nuestro cuerpo moléculas distintas.

Difícilmente se sostienen a mi juicio los argumentos que puedan defender una dieta occidental. Ignoro ya, si alguien es capaz de atreverse a defenderla desde una perspectiva evolutiva.

Una dieta paleo, trataría de recuperar aquella dieta que nos ha acompañado durante la mayor parte de nuestra historia evolutiva.

Por un lado, recuperar una densidad nutricional, que hemos perdido. Recuperar moléculas que hemos dejado de meter en nuestro cuerpo.

Pero por otro lado, eliminar algunas de las moléculas de estos alimentos nuevos, que son también nuevas para nuestra especie y podrían por tanto, producir efectos nuevos en nuestra fisiología.

La actividad física

Otro aspecto que se relaciona fácilmente con el movimiento paleo, es la actividad física.

En el mundo moderno somos excesivamente sedentarios.

Tenemos inventos como el sofá, aparatos de TV, medios de transporte y teléfonos que evitan que nos tengamos que mover.

Pasamos gran parte del día, sentados, mientras que nuestros antepasados, eran atletas.

Si nuestra especie se ha desarrollado con mucha fuerza muscular y poca grasa, hoy, somos justamente lo contrario.

Mucha grasa y poco músculo.

Los músculos y la grasa son órganos endocrinos. Esto significa que segregan moléculas que luego van a ser utilizadas en alguna otra parte de nuestro organismo.

Las moléculas que segregan estos dos órganos, las tenemos hoy, en proporciones inversas.

Nos sobra grasa y nos falta músculo.

Y la falta de músculo, va a la par, con la falta, de hueso.

Sarcopenia y osteoporosis, podrían ser dos caras, de la misma moneda.

Así, tenemos, huesos débiles. Muy débiles. Las caderas se rompen solas al caminar.

Deberíamos trepar, saltar, correr y caminar, como nuestros antepasados.

Deberíamos agacharnos y transportar peso.

Y no sólo debemos recuperar cierta actividad física, sino que debemos huir, del sedentarismo moderno.

Actividad física y sedentarismo son dos caras de distintas monedas. Pueden venir, por tanto, juntas.

La falta de movimiento, te perjudica.

Aunque salgas a correr todas las mañanas, corras maratones y la gente te tome como el más deportista del barrio, si trabajas sentado en una oficina, también eres, sedentario.

Como diría Katy Bowman, serías un sedentario activo.

Sedentario, al fin y al cabo.

No permanezcas mucho tiempo en una misma postura. Levántate y muévete. Un poquito pero durante todo el día.

Nuestros antepasados caminaban entre 10 y 15 km, todos los días, por terreno, irregular.

¿De dónde crees tú, que han salido, estas magníficas piernas?

Si la alimentación introduce moléculas en tu cuerpo, la actividad física, es vital para decidir, qué se hace con ellas.

Grábatelo, con fuego.

La microbiota

La microbiota, esas bacterias que viven en nuestro cuerpo, son otro de los pilares de la salud de cualquier individuo.

Podríamos considerarla un órgano más de nuestro cuerpo. Esto significa que si la tenemos enferma, equivale, a tener un órgano enfermo.

Junto a ellas, formamos un holobionte. Que según muchos biólogos es una sola unidad evolutiva.

¿Y qué pasa con las bacterias? ¿Qué pasa con nuestra microbiota?

Pues que la hemos cambiado.

Nuestras bacterias en el mundo moderno, no son las mismas que las que tienen las personas que viven según un estilo de vida más salvaje.

Las de nuestro tracto digestivo, posiblemente las más importantes, se alimentan de aquello que comemos.

Y hoy les damos de comer, auténticas porquerías.

Unos grupos bacterianos mueren, mientras que otros crecen en exceso. Un desequilibrio que se llama, disbiosis y padecemos, en el mundo moderno.

Si cambia la dieta, cambian, las bacterias.

Además, ya no mantenemos contacto con entornos naturales, ya no mantenemos contacto físico, con la naturaleza y por tanto, con todos los microorganismos, que forman parte de ella.

Al ducharnos todos los días con jabón, dañamos la microbiota de nuestra piel.

Además, el agua de las ciudades modernas lleva desinfectantes, como el cloro.

Precisamente, para eliminarlas.

Lo que debería hacer la microbiota por nosotros, es importantísimo, para nuestra salud.

Y en el mundo moderno, ya no lo recibimos.

Trabajar un estilo de vida paleo pasa también por recuperar nuestro equilibrio bacteriano.

Recuperar, a nuestras viejas amigas.

Los ritmos circadianos

Toda nuestra historia evolutiva se rige, por unos ritmos, de 24 horas.

Desde antes de que nuestros antepasados salieran del agua, cada día salía y se ponía el sol, de forma regular.

Pertenecemos a este planeta, algo que nos convierte, en seres circadianos.

Un día inventamos la electricidad y la luz eléctrica.

Entonces la luz dejó de estar gobernada por la naturaleza. Pasamos a hacerlo nosotros.

Por tanto la luz y la oscuridad han cambiado. Dos estados que afectan enormemente, a nuestra salud.

Unas cuantas moléculas, y de las importantes, dependen de ello.

Un estilo de vida paleo, trata de respetar estos ritmos circadianos.

Y esto nos lleva a recuperar nuestra relación con el sol.

El sol

En las sociedades modernas, le tenemos pánico al sol.

Toda nuestra historia evolutiva expuestos a su luz directa y de golpe y porrazo nos tapamos.

Nos ocultamos de él. Nos da miedo.

¿No podríamos plantearnos que tal vez exista una actitud más acertada frente a nuestro astro rey que la que estamos enfocando en el mundo moderno?

¿No nos estaremos equivocando?

Defiendo que desde una perspectiva evolutiva, deberíamos recuperar, nuestra relación con el sol.

Eliminar el miedo pero sin perder el respeto.

Recuperar progresivamente una relación diaria, todos los días del año.

Poco a poco y sin prisas, pero debemos recuperar nuestra amistad con el sol.

El estrés

Antiguamente nos subíamos a un árbol y cogíamos su fruto. Si mientras estamos en lo alto casi nos caemos, nos cogíamos con fuerza a una rama hasta que se nos pasaba el susto.

Tras unos minutos, bajábamos con cuidado del árbol y le dábamos un mordisco, a esa fruta.

El susto había desaparecido.

Habíamos tenido un episodio, de estrés agudo.

En cambio hoy, en las sociedades modernas tenemos atascos, coches con claxon, jefes, vecinos y parejas que nos hacen rabiar. No llegamos a final de mes o una obra nos deja sin internet durante diez minutos y nos alteramos.

No estamos programados para estas situaciones de peligro imaginado. No existían cuando se forjó nuestra especie.

Así, nuestro cuerpo, nuestra fisiología, se confunde y cree que se está cayendo de un árbol, todo el día.

Una caída que dura días, semanas o incluso meses.

Hemos cambiado el estrés agudo por estrés crónico, y esto nos está dañando lentamente.

Es necesario encontrar recursos, que nos ayuden a gestionar, el estrés.

Carga Tóxica

Nuestro ambiente moderno, nos envenena de muchas formas distintas.

Los océanos están repletos de metales como el mercurio, que pasan a nosotros a través de los peces que comemos.

Fumamos, bebemos alcohol y otras porquerías.

Nos atiborramos a pastillas. Algunas que nos recetan y otras, que tomamos, por iniciativa propia.

Las ciudades tienen polución que respiramos, muchos hogares tienen moho y mucha ropa viene con tintes que podrían pasar a nuestro interior a través de la piel.

Comemos veneno.

Químicos que dan color, sabor o textura a la comida moderna, o tratan de que dure más tiempo en el supermercado, sin estropearse.

Estamos expuestos a moléculas y elementos químicos que nos enferman lentamente.

Algunos incluso, los vamos acumulando en nuestro cuerpo.

Por un lado, tenemos que buscar estrategias para reducir el contacto contínuo, con esta carga tóxica.

Por otro lado, también deberíamos buscar y encontrar estrategias, para reducir aquellos tóxicos que podamos haber acumulado durante tantos años de exposición.

Naturaleza

Hemos hablado de recuperar la relación con el sol. Pero debemos recuperar también más elementos de la naturaleza.

Las fitoncidas son un grupo de moléculas que utilizan las plantas para protegerse de bacterias o insectos.

Al parecer, cuando las inhalamos por la nariz, podrían relajar, nuestro sistema nervioso.

Adéntrate en bosques densos. Recupera tu parte animal. Recupera los sonidos naturales.

Cómprate unos zapatos de goma y métete por los ríos. Camina por ellos.

Ve a la playa aunque sea a sentarte y relajarte. Escucha las olas. Siente la brisa. Siente el aire en tu piel.

Recupera el tacto de la naturaleza. Fusionate con ella.

Quién trabaja un estilo de vida paleo, recupera, los entornos naturales.

Los vive de nuevo.

Tribu

Y ya para terminar esta lista, hablaremos de querernos.

Rodéate de personas a las que aprecies, pero también, deshazte de aquellas con las que no acabas de fluir.

La tribu no son sólo personas.

Abarca seguridad, bienestar, felicidad. Para ti y para los tuyos.

No permitas que te falten al respeto o que censuren tus ideas.

Cambia de profesión si tu meta es hacer cosas distintas.

Cambia de pareja, si no te convence la persona con la que estás compartiendo la vida, o vais, por caminos distintos.

Cambia de amigos si no te apoyan, porque no son tus amigos.

Debemos dejar atrás aquello que ya no nos sirve para abrazar aquello, que nos va a hacer crecer.

La tribu son tus amigos, tu hogar, tu trabajo. Es aquello que defiendes y aquello que cuida de ti.

Lo que amas pero también lo que te ama a ti.

Tu tribu es tu vida.

Escogela tú.

Conclusión

Con esta lista nos tiene que quedar claro, que paleo, es mucho más, que una dieta.

Paleo es, trabajar, en recuperar nuestra naturaleza.

Recuperar, el animal que somos.

Es, un estilo de vida.

Recuperar el ambiente que nos corresponde, como especie.

Y hemos llegado hasta el final.

Muchas gracias si has llegado hasta aquí. Tienes el enlace a la transcripción, en la descripción del vídeo.

Y muchísimas gracias, si le das al like, y ya no te digo, si te suscribes al canal.

Cuídate y hasta otra.

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Por Paleolíticofeliz.