¿Hemos evolucionado comiendo grasa y animales?

¿Es la dieta carnívora la auténtica dieta paleo?

Todo indica que el Australopithecus comía animales y grasa. A esto se debe, muy probablemente el cambio en el volumen cerebral que dió paso a los humanos. ¿Se están equivocando las sociedades occidentales modernas al demonizar la carne y la grasa animal?


Una dieta para cada especie

La dieta correcta según la especie
Una persona dando de comer a un elefante en un zoo. ¿Será comida para él?   Photo by Topcools Tee


En los parques zoológicos es habitual encontrar letreros en los que se indica claramente que está prohibido dar de comer a los animales.

Imagina que le damos a ese elefante que nos acerca la trompa, un poco de nuestro perrito caliente o de nuestras patatas fritas.

Muy probablemente le vaya a sentar mal. Pues está prohibido por eso precisamente.

Los elefantes, así como el resto de especies tienen una dieta más acorde a ellos, una dieta que si se cambia y comen otras cosas, pueden salir perjudicados.

Y nosotros somos animales, por lo tanto, también tenemos una dieta.

La pregunta es: ¿cuál?

¿Cuál es la dieta de los humanos?

¿Qué es lo que deberíamos comer, que si comemos otra cosa, nos puede sentar mal?

O cambiando ligeramente la pregunta:

¿Qué podríamos comer que muy probablemente no nos va a sentar mal?

Para poder responder a esta cuestión, deberíamos plantearnos qué es una dieta correcta.

Un criterio podría ser, analizar la historia evolutiva de ese animal y tratar de averiguar qué influencia ha tenido la dieta en su evolución.

¿Hay algo en esa dieta que haya influido en aquello en lo que se ha convertido?

Si ese animal lleva comiendo una misma dieta durante cientos de miles o millones de años, podríamos pensar que con el paso del tiempo, debería haber evolucionado y haberse adaptado de alguna manera a esa dieta.

Si continúa comiendo lo mismo que sus antepasados, su especie continuará su camino. Si la cambia, algo de ese animal también cambiará. Cuestión de tiempo.

Si nos queremos guiar por este criterio, deberíamos tener en cuenta los cambios producidos a lo largo de la historia evolutiva de ese animal, así como su dieta y tratar de establecer alguna relación entre ambos aspectos, ¿verdad?

Es decir, tratar de averiguar las ventajas evolutivas que se han ido desarrollado con el tiempo y la relación que mantienen con su dieta, si es que mantienen alguna.

Cambios durante nuestra historia evolutiva

La dieta correcta según la especie
Calavera humana   Photo by Tima Miroshnichenko


Sólo hay que estudiar los huesos y podremos saber cosas como si vivíamos en árboles, si caminábamos a cuatro patas o si éramos bípedos (1).

La Ley de Wolff (2)(3)(4)(5)(6), por ejemplo, para esto ha resultado de mucha ayuda.

La cuestión es, que sabemos muchas cosas a partir de los huesos. De hecho, los huesos es posiblemente el principal elemento que tenemos de nuestros antepasados lejanos.

Pero, ¿cuál es el cambio que podríamos considerar más relevante de nuestra historia evolutiva y cuándo se produjo? ¿Podría tener algo que ver con la dieta?

¿Qué nos convirtió en humanos? (7)

Existen unos cuantos cambios muy relevantes, producidos a lo largo del tiempo, como por ejemplo los cambios del pulgar en la mano o el bipedismo.

Podríamos enumerar muchos, ya que si hemos estudiado a algún animal, es a nosotros mismos.

Pero hubo un día, que algo cambió de una forma especial.

Hicimos algo diferente, algo que nos cambió para siempre.

Algo que provocó un cambio revolucionario. El nacimiento de los humanos.

Pero: ¿Qué pasó y cuándo pasó?

Empecemos por el cuando.

¿Qué antepasado dio paso a los humanos?

Para saber quién y poder situarnos así en el tiempo, tenemos que averiguar quién hizo algo que era distinto a lo que hacían sus antepasados, para que apareciéramos nosotros.

Y para buscarlo, necesitamos saber: ¿qué nos convirtió en humanos?

Observa la siguiente gráfica acerca de la evolución del volumen cerebral. En ella se puede apreciar que el Australopithecus hizo algo distinto, algo que cambió nuestro cerebro para siempre.

Aumento del volumen cerebral desde el Australopithecus
Algo tuvo que hacer distinto el Australopithecus para que nuestro cerebro aumentara su tamaño. La principal hipótesis de un superávit energético obliga a poner la mirada en la dieta.


Pero, ¿qué hizo?

Australopithecus, el predecesor de los humanos

Australopithecus, dieta
Australopithecus afarensis en el CosmoCaixa de Barcelona.


Es interesante poner la mirada en el Australopithecus por la sencilla razón de que fue nuestro predecesor directo (8), la especie a partir de la cual surgió el género Homo hace unos 2’8 millones de años (9)(10)(11)(12).

Pero ¿Qué hizo el Australopithecus para evolucionar en humano?

Si el Homo nació hace 2’8 millones de años, tenemos que tirar hacia atrás en el tiempo.

El Australopithecus lo forman unas cuantas especies de primates que vivieron desde hace aproximadamente 4 millones de años hasta unos 2 millones, más o menos (13)(14).

Eso es mucho tiempo.

Nuestra querida Lucy (15)(16), era una hembra de Australopithecus afarensis que posiblemente cayó de un árbol (17).

Lo interesante, es que como fruto de su evolución apareció el hombre.

Entonces, ¿qué tenía de especial Lucy y el resto de Australopithecus?

Una de las características del Australopithecus era que combinaba la vida en los árboles con la vida en el suelo (18)(19)(20).

Eso ya se considera algo especial.

Esto nos puede llevar a plantear la hipótesis de que combinaban la comida de unos animales que vivían en los árboles, con la de unos animales que vivían en el suelo.

Así que vuelvo a hacer la pregunta inicial. ¿Sabemos qué comían?

Por análisis realizados en restos de nuestros antepasados, especialmente en dientes, se sabe que los primeros Australopithecus se alimentaban de muchos frutos.

Es normal, vivían en la selva tropical africana.

Pero en 2 millones de años, pueden pasar muchas cosas en un planeta. Como que cambien las temperaturas y con ellas la vegetación (21)(22)(23)(24).

Así, el Australopithecus, fue dejando la selva tropical, para vivir donde los grandes lagos (25) cercanos al valle del Rift (26).

Y algo ocurrió si comparamos a Lucy y sus contemporáneos con, pongamos el Homo ergaster. Entre otras cosas, que el cerebro prácticamente dobló su tamaño.

Pasó de 423 cm3 a casi 900 cm3.

En la historia anterior al Australopithecus, los primates no habían tenido cambios considerables en el volumen cerebral durante millones de años. Pero a partir del Australopithecus algo pasó y el cerebro comenzó a aumentar.

El cerebro se estima que puede consumir entre el 20% y el 25% del total de tu energía.

Es muchísimo. Es el órgano que más energía consume.

Entonces, sea lo que sea que haya hecho el Australopithecus, para que se produzca un crecimiento tan grande (nosotros multiplicamos por 4 el tamaño del de Lucy), tiene forzosamente que pasar por un superávit energético.

Sin este superávit, sería imposible aumentar un órgano tan costoso.

Esto nos obliga a poner la mirada en la alimentación.

Ahora la pregunta es, ¿qué cambió para producir semejante aumento?

Dieta del Australopithecus

Si el Australopithecus vivía cerca de los lagos del valle del Rift, presumiblemente comerían peces de esos lagos.

Alimentos muy ricos en omega 3 EPA y DHA. Unas grasas que no se encuentran en vegetales (salvo algún alga). Y curiosamente, nuestro cerebro tiene un porcentaje enorme de DHA (27)(28).

Por otro lado, el omega 3 es esencial. Nuestro cuerpo no puede fabricar lo que necesita, son ácidos grasos esenciales, lo que significa que obligatoriamente tienen que venir de la dieta. No queda otra opción (29)(30)(31).

De hecho, el 70% de nuestro cerebro es grasa, el otro es agua. Y el DHA, se calcula que forma un porcentaje altísimo de su volumen (32)(33).

Eso no se obtiene comiendo plantas.

Por otro lado, las membranas de todas nuestras células (que por cierto, están formadas de grasa), necesitan a día de hoy, también DHA para estar saludables (34)(35)(36), de la misma manera que necesitan colesterol (37)(38)(39).

Si no lo tienen, simplemente dejarían de ser células sanas. (40)(41)(42)

Así, que nuestro antepasado más reciente, se supone que comía mucha comida rica en EPA y DHA. Es decir, animales.

La cuestión es, que tenían una dieta rica en omega 3 animal. Y esto hace que como especie animal, su cuerpo, su estructura corporal, cerebro y células utilizarán este omega 3 para construirse.

Ignoro las necesidades nutricionales del Australopithecus, sólo sé que los omega 3 EPA y DHA pasaron a formar parte de nuestra estructura y nuestra fisiología.

Y hoy son nutrientes que necesitamos. Si no los comemos, enfermamos (43)(44).

Necesitamos esa grasa.

Pero todavía hay más.

La sabana, terreno peligroso

Carnívoros del plioceno, dieta carnívora
Tigre dientes de Sable en el Museo del Mamut de Barcelona.


El Australopithecus fue el homínido que inició el paso de los árboles hacia la vida en el suelo, muy probablemente para obtener alimentos.

Se adentraba en la sabana (45)(46). Y ¿qué había en la sabana africana?

Animales muertos que habían sido presa de los grandes felinos.

Y obviamente, los propios felinos. Y hienas. Carnívoros todos ellos que entre otras cosas se podían comer a Lucy.

Pero, ¿para qué se adentraría el Australopithecus en la sabana si era territorio hostil?

La respuesta sólo puede ser para conseguir comida.

El cambio de clima arrastraba el cambio en la vegetación que a su vez arrastraba el cambio en la manera de alimentarnos.

Carroñeros. Más grasa.

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Todo indica que el Australopithecus se adentraba en la sabana para conseguir carroña.   Photo by Ryan Harvey


Animales muertos significa carroña. Probablemente debido a esto, tengamos un estómago tan ácido (47)(48)(49). Para protegernos de bacterias patógenas.

¿Comíamos carne podrida?

Probablemente no exactamente.

Los huesos son herméticos y mantienen intacto su interior durante muchos días.

Eso significa tuétano. Médula ósea. Grasa.

Más omega 3 EPA y DHA. Pero el tuétano además es extremadamente rico en vitaminas y minerales.

Lucy aumentó el consumo de tuétano y con ello de grasa y de muchos nutrientes respecto a sus antepasados (50).

La grasa es muy calórica, así que no sólo teníamos las piezas estructurales para aumentar nuestro cerebro, sino que además teníamos la energía necesaria para ese superávit.

Además, los huesos no tienen que comerse en un lugar hostil. Pueden ser transportados y comerse con tranquilidad en otro lugar más seguro.

La combinación perfecta.

Australopithecus y herramientas

Para acceder al tuétano, sólo es necesario una piedra y algo de fuerza. Y Lucy tenía unas manos muy parecidas a las nuestras (51)(52)(53). Es otra de sus características especiales. Podía manejar herramientas (54)(55)(56)(57).

Y cualquier piedra servía. No era necesario que estuviera muy trabajada.

Lucy utilizaba herramientas y comía grasa. Algunas investigaciones datan material encontrado en periodos de hace 3,3 a 3,5 millones de años (58)(59) que podrían coincidir con esta hipótesis.

Eso es previo al hombre. Las herramientas son previas al Homo.

El Australopithecus utilizaba herramientas para conseguir alimento (60)(61).

No fue el fuego

El fuego es posterior al inicio del aumento del volumen cerebral
El cerebro del Australopithecus aumentó su tamaño antes del descubrimiento del fuego.  Photo by Dom.


Tenemos que añadir que el crecimiento de nuestro cerebro, no se debe al fuego, como algunos piensan. El fuego tiene aproximadamente medio millón de años de antigüedad.

El crecimiento cerebral en nuestra estirpe, es anterior.

Existen momentos anteriores en la historia con evidencias de fuego (62), pero son puntuales y no persistentes (63). Las hipótesis actuales hablan de aproximadamente 450.000 años el tiempo que podríamos considerar válido para nosotros.

El homo ergaster, por poner un ejemplo, no conocía el fuego, pero ya había doblado su volumen cerebral.

Por otro lado, el Homo ergaster desarrolló una nueva técnica para desarrollar herramientas que indica claramente que son para cazar y cortar las presas. Los que estudian paleoantropología afirman que no existe duda en ello.

Así, que ya sabemos lo que comían como alimento principal.

Carne pero especialmente mucha grasa.

Nuestros ancestros comían principalmente animales. Para eso se adentraban en la sabana aún a costa de ser presa de otros carnívoros.

Pero hay algo más.

Clima frío. Amigo de animales con mucha grasa

La dieta del pleistoceno, dieta carnívora
Los glaciares son típicos del pleistoceno, donde abundaban los animales grandes con mucha grasa  Photo by Guillermo Riquelme


Nuestros antepasados salieron de África hará aproximadamente 70.000 años.

Cuando lo hicimos, cuando el Homo sapiens salió de África para conquistar el mundo, lo hizo hacia tierras frías.

La tierra estaba en periodo glacial. Era la Edad de Hielo (64).

Una glaciación que duró precisamente hasta que finalizó el pleistoceno hará unos 12.000 años.

¿A qué viene esto?

¿Qué comida se puede encontrar en tierras frías?

Animales grandes con mucha grasa. Animales que vivían también en tierras frías.

Lo que quedaba de la megafauna (65).

Rinoceronte lanudo, dieta carnívora
Rinoceronte lanudo en el Mueo del Mamut de Barcelona


Por ejemplo rinocerontes o mamuts lanudos.

Los mamuts eran muy preciados.

Eran animales peligrosos. Iban en manada y se defendían. Cazarlos era mucho más peligroso que cazar otro herbívoro más pequeño, por ejemplo.

Además nos teníamos que desplazar durante días para interceptarlos y regresar cargados en el caso de que tuviéramos algún asentamiento.

Era peligroso y costoso hacerlo. Pero también muy rentable.

Dos toneladas y media de carne y grasa. Más los huesos y los colmillos. Que servían para hacer armas y otras herramientas.

Y piel para taparse del frío.

Algo interesante es que el mamut lanudo tenía una capa de grasa de unos 8-10 cm de espesor bajo la piel.

Los grandes animales de la glaciación eran una muy importante fuente de grasa.

La glaciación llegó a su fin y nació la agricultura

La agricultura se desarrolló en el neolítico y dejamos de ser carnívoros
Cuando finalizó el periodo glacial, se desarrolló la agricultura y nuestra dieta pasó de ser principalmente animal a ser principalmente vegetal.  Photo by Megan Thomas


Un día se produjo el deshielo. Las temperaturas del planeta comenzaron a aumentar y se puso fin a la glaciación.

Eso marcó el final del pleistoceno para dejar paso al holoceno.

De esto hace unos 12.000 años, y ¿coincide con qué?

Pues con el paso del paleolítico al neolítico.

Es decir, pasamos de ser cazadores a ser agricultores.

Cuando se produjeron los deshielos, desarrollamos la agricultura y nuestra dieta pasó de ser principalmente animal a ser principalmente vegetal.

Rompimos con la dieta que nos llevaba alimentando desde toda nuestra historia evolutiva como humanos.

Rompimos con la dieta que hizo que nuestro cerebro aumentara drásticamente de tamaño.

Y con el neolítico se produjo otro cambio radical en nuestra dieta. Un cambio que no fue progresivo.

Desde una perspectiva evolutiva, se produjo de la noche a la mañana.

Y nuestra especie lo notó (66)(67).

Lo notó en la estatura (68), lo notó en los huesos (69), lo notó en los dientes (70)(71).

Nos hicimos débiles en cuestión de pocos miles de años.

Pero a todo esto, ¿qué pasó con nuestro cerebro a raíz de la agricultura?

El declive

Nuestro cerebro se está encogiendo
Desde el desarrollo de la agricultura al final del paleolítico, el tamaño de nuestro cerebro ha dado un giro y vuelve a encogerse.


Nuestro cerebro se está volviendo a reducir (72)(73)(74).

Desde hace aproximadamente 10.000 años, desde el desarrollo de la agricultura, nuestro cerebro, por primera vez en la historia de la humanidad está reduciendo su tamaño.

La alimentación basada en plantas ha sustituido a la basada en animales y grasa.

El superávit energético así como la riqueza nutricional y la alta biodisponibilidad de vitaminas y minerales la hemos perdido (75).

Ahora comemos antinutrientes reduciendo así la biodisponibilidad nutricional. Y veneno, la defensa natural de las plantas.

Además, los nutrientes que aportan las plantas son ligeramente distintos a los que necesitamos.

La vitamina A del tuétano se sustituyó por carotenos, un precursor de esta vitamina cuya biodisponibilidad es muy inferior al tener que pasar por un proceso de conversión a retinol (76)(77).

Lo mismo pasa con vitaminas como D2 y D3 (78)(79)(80)(81) o K1 y K2 (82)(83)(84), etc.

Lucy arriesgaba su vida para conseguir grasa y todas las moléculas auténticas.

¿Qué pensaría Lucy de nosotros si nos viera?

A todo esto, de poco ayuda el miedo sociocultural a la grasa, muy probablemente impuesto por la industria alimentaria y la farmacéutica, pero esto ya es pura opinión.

Lo que es un hecho, es que la pirámide alimenticia oficial a día de hoy continúa recomendando comida nueva para nuestra especie.

No sólo con moléculas nuevas para nosotros, sino también muy rica en carbohidratos. Un nutriente no esencial que compite metabólicamente con muchos otros que sí lo son. (85)(86)(87)(88)

Mientras desaconseja la grasa y los animales con todas esas moléculas que nos hicieron humanos.

Conclusión

El tamaño de nuestro cerebro ya ha iniciado un punto de inflexión.

Han aparecido enfermedades como Parkinson, Alzheimer y otras demencias en las que se ha observado una disminución exagerada en su tamaño. (89)(90)(91)(92)(93)(94)

¿Podría tener algo que ver con nuestra alimentación moderna? (95)

Parece ser, que suplementos normales de DHA no han sido suficiente para prevenir Alzheimer, pero en dosis elevadas sí que se han visto resultados positivos. (96)

Reducimos el cerebro mientras agrandamos la cintura. (97)(98)(99)(100)

Cabe la posibilidad que dentro de unos millones de años, otra especie se pregunte:

¿Qué hizo el Homo sapiens para que apareciéramos nosotros?

Aunque dudo, debido al cambio que parece ya ha comenzado, que sea capaz de plantearse una pregunta de esta categoría.

¿Se sostiene que una dieta basada en carne y grasa es perjudicial para nosotros?

¿Deberíamos seguir responsabilizando a la comida de siempre por las nuevas enfermedades de nuestra civilización moderna?

Sé salvaje!

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Por Paleolíticofeliz.

 

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