Imagen adaptada por Paleolitico Feliz de OpenStax Biology

Cuando el intestino, es la gran puerta hacia tu interior.

Permeabilidad intestinal aumentada. Causas y consecuencias.

Cuando la barrera intestinal deja de ser selectiva decimos que tenemos la permeabilidad intestinal aumentada. Trataremos de explorar las causas y consecuencias de este estado patológico del intestino, muy común en las sociedades modernas.


En esta segunda parte dedicada a la permeabilidad intestinal, veremos por un lado las consecuencias de tenerla aumentada, así como cuáles son sus principales causantes.

Esta serie sobre la permeabilidad intestinal se divide en 3 artículos:

Estás en la segunda parte.

La permeabilidad intestinal aumentada

Enfermedades crónicas y permeabilidad intestinal, leaky gut
Muchas enfermedades crónicas son de difícil diagnóstico debido a que su causa raíz tiene más que ver con el estilo de vida que con el tejido u órgano examinado y los pacientes saltan de un especialista a otro. En muchos casos, el origen está en el intestino, dañado por el estilo de vida.  Imagen: Alex Iby


Existe una correlación tremenda entre muchísimas enfermedades modernas y una permeabilidad intestinal aumentada.

Según la Dra. Ballantyne, en su libro “The Paleo Approach”, todas las enfermedades autoinmunes tienen como origen una permeabilidad aumentada en el intestino.

El hecho es, que esta permeabilidad aumentada es algo novedoso en nuestra especie.

Se produce a consecuencia de nuestro nuevo entorno, especialmente debido a la alimentación moderna y una de sus consecuencias es que acaba produciendo una alteración en el funcionamiento normal de nuestro sistema inmune.

No es de extrañar, por tanto que sea en occidente donde se producen la mayoría de enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario o con la inflamación.

Y como no corregimos nuestro estilo de vida, se convierten en enfermedades crónicas.

Recibe también el nombre de intestino con fugas, o intestino agujereado por su término en inglés, leaky gut.

En la primera parte vimos qué es la barrera intestinal y cómo funciona la absorción de nutrientes en un intestino sano. Ahora toca ver, qué pasa cuando esta barrera intestinal se estropea. Algo por desgracia muy habitual en las sociedades occidentalizadas.

Pero, ¿qué es una permeabilidad intestinal aumentada?

Como ya se ha explicado en la primera parte, es a través de los enterocitos (principales células del intestino delgado) que pasa al torrente sanguíneo aquello que comemos (1)(2).

Y los enterocitos son muy selectivos con aquello que dejan pasar.

Pero cuando tenemos la permeabilidad intestinal aumentada, el enterocito deja de ser tan selectivo y entonces pasan a la sangre más cosas de las que deberían pasar.

Nuestra barrera intestinal no cumple correctamente con sus funciones y acaban llegando al torrente sanguíneo:

  • Moléculas que no están terminadas de digerir
  • Bacterias que no han podido ser eliminadas por la microbiota
  • Toxinas
  • Macromoléculas en general que deberían ser excretadas

Los enterocitos se separan dejando un hueco entre ellos. Abriendo la puerta.

Leaky gut, permeabilidad intestinal aumentada
Cuando se produce un aumento de la permeabilidad intestinal, es habitual que los enterocitos se separen dejando huecos por los cuales pasan moléculas que todavía no se han terminado de digerir. Estas moléculas son consideradas intrusas por el Sistema Inmunitario que debe producir inflamación para eliminarlas.  Imagen adaptada del libro Biología de OpenStax  Biology


Así, moléculas grandes entran en nuestro organismo y llegan a la sangre.

Moléculas que nunca deberían entrar.

Son moléculas extrañas, intrusas y deben ser eliminadas.

Entonces saltan las alarmas.

Nuestro Sistema Inmunitario se pone a trabajar.

Se segregan citocinas y anticuerpos, se reclutan neutrófilos, macrófagos, los linfocitos T memorizan la molécula por si vuelve otro día (3)(4), de la misma manera que hacen con las bacterias y moléculas extrañas en general.

Al tener agujeros en el intestino, esta entrada de moléculas extrañas hacia la sangre, se produce cada vez que comemos algo.

Sí, siempre que comemos.

Y cada vez que comemos, producimos inflamación.

Y cada día, nuestro Sistema Inmune se sobreexcita un poco más.

Abrimos la puerta a la inflamación crónica (5)(6), a las enfermedades autoinmunes (7)(8)(9), neurodegenerativas (10)(11)(12)(13) y a muchas más (14)(15)(16)(17).

Para los que padecemos esclerosis múltiple u otras enfermedades del Sistema Nervioso Central, es bueno recordar que la inflamación crónica podría aumentar la permeabilidad de la barrera hematoencefálica (18)(19) (barrera sangre-cerebro (20)(21)(22)(23)). Así, no sólo pasarían a la sangre moléculas que no deben, sino que podrían pasar a tu cerebro y producir allí más inflamación (24)(25).

¿La permeabilidad intestinal aumentada, por qué es producida?

Tener el intestino agujereado no es natural.

Es algo característico de nuestras sociedades occidentales actuales.

Así, que la permeabilidad aumentada tiene que estar producida por factores ambientales relacionados con nuestro estilo de vida moderno.

A mi juicio, los principales son:

  • El Gluten (26)
  • Inhibidores de tripsina y a-amilasa
  • Una nutrición deficiente (27)
  • Microbiota deficiente (28)(29)
  • El veneno natural de las plantas

Entremos un poco más en detalle.

Gluten, gliadina y zonulina

Gluten. Leaky gut, permeabilidad intestinal aumentada
Cuando comemos gluten nuestros enterocitos segregan zonulina, una molécula que abre las uniones estrechas entre los enterocitos permitiendo así el paso de moléculas dañinas a tu organismo.  Imagen: Miti


Antes de seguir leyendo, por favor, memoriza la siguiente frase y grábala con fuego en tu cerebro:

El gluten separa mis enterocitos, abre el espacio entre ellos y deja pasar moléculas intrusas a mi sangre.

Sí, el gluten aumenta la permeabilidad intestinal.

Y es desde mi punto de vista uno de los venenos por excelencia en nuestras sociedades occidentalizadas (30).

El gluten está compuesto por dos proteínas (31). Una de ellas es la gliadina (32).

Cuando la gliadina llega al enterocito (recuerda que es la principal célula del intestino delgado), el enterocito segrega una proteína llamada zonulina (33)(34)(35)(36)(37).

Pues bien, la zonulina rompe las uniones estrechas entre los enterocitos (38)(39)(40)(41)(42). Y si estas uniones estrechas se rompen, se abre un agujero que deja pasar moléculas grandes que no se han terminado de digerir.

En inglés esto recibe el nombre de leaky gut, que literalmente significa intestino agujereado o con fugas.

El gluten hace que nuestra barrera intestinal deja de ser selectiva y lleguen a la sangre moléculas que no deberían llegar, algo que afecta a tu Sistema Inmunitario (43)(44)(45).

El gluten se ha asociado a muchísimas enfermedades cuya prevalencia es mayor en nuestros días, como esclerosis múltiple (46)(47)(48), diabetes (49), intestino irritable (50), estado de ánimo (51)(52) o psoriasis (53) entre otras.

Pacientes de muchas enfermedades observan mejoría tras seguir una dieta libre de gluten (54).

Recuerda que cuando me refiero a dietas libres de gluten hablo de comida real, no porquerías comerciales como galletas o pan sin gluten. Mucho de eso no deja de ser comida basura (55)(56)(57)(58).

Comida real, permeabilidad intestinal
La mejor comida para devolver un estado óptimo al intestino es la comida real, comida de verdad, lo que nuestra especie ha comida durante la mayor parte de su historia evolutiva. Aquello con lo que nuestro intestino ha evolucionado.  Imagen: Ja Ma


Inhibidores de tripsina y a-amilasa

La amilasa (59) y la tripsina (60) son dos importantes enzimas digestivas. La primera rompe carbohidratos y la segunda rompe péptidos.

Los inhibidores de tripsina y a-amilasa son dos defensas naturales de las plantas.

Se encuentran principalmente en los cereales, las legumbres (61) y semillas (62).

Estos componentes de las plantas, pueden favorecer la inflamación intestinal, especialmente las del trigo (63)(64)(65)(66)(67)(68)(69).

No comas trigo, por favor.

Una nutrición deficiente

En occidente se come fatal.

No sólo comemos venenos como el gluten, sino que mucho de lo que no es veneno, prácticamente no aporta nutrientes.

Se comen demasiadas calorías vacías.

Un plato de pasta no alimenta
Un plato de pasta como el de la foto tiene muy mala densidad nutricional. Mucha energía pero muy pocas vitaminas y minerales. Ni diez platos como el de la foto aporan las necesidades diarias de minerales y vitaminas de un adulto. Invierte la balanza aumentando nutrientes y reduciendo energía. Tu cuerpo lo agradecerá.   Imagen: Frank Vex


Mucha energía pero pobre en otros nutrientes (70)(71)(72).

Nuestras células están débiles. No son capaces de afrontar estrés celular o situaciones adversas (73).

Y mueren pronto (74) o demasiado tarde (75).

Cuando muere un enterocito (76), queda un agujero (77)(78), hasta que es sustituido por una nueva célula.

Así que nuestras células intestinales, en general, están débiles, van muriendo y van dejando agujeros.

Además, las toxinas y otros agentes que entran en el intestino pueden hacer daño a los enterocitos, algo que puede favorecer su apoptosis a una velocidad mayor de la que tiene el cuerpo para regenerar estas células (79).

Es más barato eliminar la célula que tratar de repararla.

Por otro lado, si no muere un linfocito proinflamatorio cuando debe hacerlo, podría incrementar su población y con ella la inflamación (80).

Además, si no dispone de todas las moléculas que debería tener (porque no nutrimos), el linfocito al morir puede dejar material proinflamatorio libre, lo que produciría todavía más inflamación (81)(82)(83)(84).

La riqueza nutricional de nuestra dieta ancestral, ha sido sustituida por una dieta deficiente (85)(86)(87)(88).

Así que ante la duda, yo optaría por alimentarme con una dieta nutricionalmente adaptada a nuestra historia evolutiva.

Aportará todo lo que necesitan nuestras células para estar sanas, algo que implica no sólo morir cuando deben, sino hacerlo correctamente.

Una microbiota intestinal deficiente

La microbiota intestinal se refiere a las bacterias que viven en tu intestino. Forman parte de la barrera intestinal.

En paleoliticofeliz.com tienes un apartado dedicado exclusivamente a la microbiota.

Las bacterias buenas luchas contra las malas. Esto ya es parte de la protección.

Además, las bacterias fermentan ciertos carbohidratos y generan butirato. El butirato es un producto beneficioso para el intestino en general (89)(90), participa en la inmunidad (91)(92) y ayuda a cerrar las uniones estrechas entre los enterocitos (93)(94)(95)(96).

Pero nuestra vida moderna occidental, con sus grandes cantidades de harinas refinadas, azúcares y comida procesada, daña enormemente a la microbiota.

Muchos grupos funcionales de bacterias mueren o se reducen drásticamente debido a que no son alimentadas debidamente y otros grupos crecen en exceso debido a una ingesta exagerada de azúcares y similares.

Nuestra sociedad sufre de disbiosis (97)(98)(99)(100) (desequilibrio en las poblaciones bacterianas (101)). Un desequilibrio, que si lo corregimos, nos ayudará a recuperarnos (102).

No quedan buenos para luchar contra los malos.

Además el butirato ya no se produce y los enterocitos siguen separados.

Las puertas han quedado abiertas y además… ¡sin vigilantes!

El veneno natural de las plantas

La evolución ha dotado a todos los seres vivos de mecanismos para protegerse de sus depredadores. Las plantas no tienen piernas para correr, así que tienen pinchos o cáscaras duras con las que se protegen.

Pero las que no tienen pinchos o cáscaras, deben tener otro mecanismo para sobrevivir.

Tienen moléculas para dañar al depredador.

Y el depredador eres tú.

Tienen veneno.

Algunas de estas moléculas pueden dañar nuestra barrera intestinal y aumentar su permeabilidad.

a.- Saponinas

Un ejemplo son las saponinas.

Son unas moléculas que se confunden con fosfolípidos. (Los fosfolípidos son las principales piezas de tu membrana celular (103)(104)).

Tienen características químicas similares.

Así, las saponinas se introducen en la membrana como si fueran fosfolípidos (105)(106). Algo que provoca que aumente su permeabilidad (107)(108)(109)(110)(111).

La membrana celular deja de ser tan selectiva y si deja de serlo, permitirá el paso de moléculas que no deben pasar.

b.- Antinutrientes

Ya se ha comentado más arriba que una dieta pobre en nutrientes nos perjudica.

Pues bien, los antinutrientes son moléculas que se unen a nutrientes formando otra molécula. Y esta molécula resultante no será absorbida por el intestino (112).

Dicho de otra manera: Un antinutriente anula los nutrientes.

Es como si no los hubieras comido.

Un ejemplo serían los fitatos (113)(114).

Los fitatos interfieren en la absorción de algunos micronutrientes como zinc (115)(116), calcio (117), hierro (118), cobre (119) o magnesio (120).

Los fitatos se encuentran principalmente en semillas y granos. Alimentos que se hicieron habituales a partir del neolítico.

Otros factores de estilo de vida

No es la alimentación el único factor ambiental que aumenta la permeabilidad intestinal. Otros factores de nuestro estilo de vida moderno también podrían influir en romper las uniones estrechas entre los enterocitos y abrir el camino a la entrada de moléculas extrañas a tu sangre.

Por ejemplo el estrés podría producir un aumento de la permeabilidad (121)(122)(123).

Permeabilidad intestinal aumentada e inflamación crónica

La inflamación debería ser siempre un proceso agudo. Es decir: venir, hacer su función y desaparecer.

En cambio, la permeabilidad intestinal aumentada facilita el camino a que sea constante día tras día.

Cada vez que pasa a la sangre una molécula extraña, tus defensas tratarán de eliminarlas. Se produce inflamación. Y esto ocurre siempre que comes, si tienes el intestino agujereado.

Pero es que además, las uniones estrechas de los enterocitos se ven afectadas por la inflamación (124)(125), abriendo así la puerta a más y más inflamación.

El pez se muerde la cola.

Un círculo vicioso nada bueno del que debes salir a toda costa.

El ejército al completo

¿Queda claro que si hay agujeros en tu intestino, entran a la sangre moléculas que no entrarían?

Bien, pues son moléculas que nunca en nuestra historia evolutiva han entrado.

Si llevaran millones de años entrando en la sangre, ya estaríamos adaptados. Pero no es así.

Llevan entrando muy poco tiempo. Muy pocas generaciones.

Existe un tipo de células del Sistema Inmune encargadas de presentar a sus compañeras trozos de patógenos. Estas células se llaman Células Presentadoras de Antígenos (126) (APC por sus siglas en inglés).

Por ejemplo un macrófago se come una bacteria y luego presenta un fragmento de esa bacteria en su membrana. Así el macrófago se ha convertido en APC (127).

Célula presentadora de antígenos
Muchas células presentan antígenos en su membrana. Por ejemplo, los macrófagos después de engullir y digerir una bacteria presenta un fragmento en su membrana.   Imagen adaptada del libro Biología de OpenStax  Biology


Entonces, si una molécula que ha entrado en la sangre procedente de algún plato procesado es intrusa, y un macrófago se la come, ¿Por qué no va a ser presentada en su membrana para que otras células de tu Sistema Inmune también reaccionen?

Este fragmento se presentará probablemente hasta que la célula muera.

Y esto significa más inflamación todavía.

Mimetismo molecular

Y aquí ya viene la guinda del pastel.

¿Qué ocurriría si alguna molécula intrusa, de esas que no deberían entrar, se parece a tejido propio?

Dicho de otra manera: La molécula intrusa se parece a alguna molécula tuya. Por ejemplo de tu piel o de cualquier otro órgano. ¿Qué crees que pasaría?

Pues que serás atacado (128).

Mimetismo molecular
Cuando una molécula se parece a otra, puede darse una confusión y producir mimetismo molecular. Si el antígeno presentado en una APC aunque sea un fragmento es igual al de cualquier tejido propio, esa presentación de fragmento está indicando que ese tejido debe ser atacado.   Imagen: Sharon McCutcheon


Tus leucocitos han sido entrenados para atacar a esa molécula. Y si alguna se le parece, también será atacada. Es un daño colateral.

El que se parezcan y se confundan recibe el nombre de mimetismo molecular (129)(130)(131)(132).

Es un problema que se podría dar en muchísimas enfermedades autoinmunes (133)(134)(135)(136) como por ejemplo la esclerosis múltiple (137)(138)(139)(140).

En definitiva

Si juntas el mimetismo molecular con que ya de por sí el Sistema Inmunitario está sobreexcitado porque no dejamos de meter moléculas extrañas, pues es normal entender que en nuestra sociedad moderna tengamos un montón de soldados disparando sus armas a todo lo que vea.

Sea amigo o no.

A esto se le suma, que no llevamos un estilo de vida antiinflamatorio. No hacemos ejercicio, nuestro ratio de omega 3/omega 6 es nefasto, no sintetizamos vitamina D, tomamos excesiva sal, vivimos estresados, etc.

No es de extrañar que las enfermedades relacionadas con la inflamación crónica y el Sistema Inmunitario sean reinas y princesas en nuestra sociedad moderna.

En la tercera parte de esta serie dedicada a la permeabilidad intestinal (PRÓXIMAMENTE), trataré de exponer estrategias para poco a poco devolver al intestino su calidad selectiva. Algo que considero vital para poder luchar contra las enfermedades autoinmunes y contra la inflamación.

Paleolitízate. ¡Tu cuerpo te lo está pidiendo a gritos!

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